martes, 15 de junio de 2010

Chile 2010.-

Una experiencia que marcó la vida de un voluntario.-


"Desperté en el bus, tras escuchar unos pequeños grito de asombro, sin saber bien donde estaba, desempañé el vidrio del frío de la noche, me costó unos segundos comprender que los escombros que veía en el piso alguna vez habían formado una casa. Quise imaginar la historia de la gente que vivió allí, una tristeza muy grande invadió mi cuerpo.

De repente se acerco un auto, ilumino hacia donde estaba mirando, me di cuenta que esa no era la única casa, que así estaba toda la cuadra, que así debería estar gran parte del pueblo.

La tristeza fue aumentando, hasta volverse insoportable, tuve que alejarla de mí. Instintivamente pensé "esto nunca le va a pasar a mi pueblo", el pensamiento me alejo de ese lugar y poco a poco fui recuperando mi tranquilidad

Con ese extraño sentimiento pisé por primera vez constitución, quise conocer todo lo posible pero no había mucho tiempo, a las pocas horas estaba con la familia a la que íbamos a construirle una vivienda de emergencia junto a dos compañeros.

Eran una parejita joven, con una hermosa “gua-gua” que los salvo porque decidió nacer el día anterior al maremoto y tuvieron que irse cerro arriba hacia el hospital.

Habían perdido su casa con todo lo que había adentro, no parecía importarles demasiado, estaban muy agradecidos de estar a salvo juntos.

Aunque la casa que estábamos construyendo era varias veces más pequeña que la que vivían anteriormente era muy bienvenida, representaba el nuevo comienzo.

Un nuevo comienzo que como en todo el pueblo estaba lejos de dejar el dolor atrás, muchos lo perdieron todo. Nos contaban que los ruidos del tsunami, los gritos de la gente pidiendo ayuda, la sensación de no poder hacer nada por ellos volvía de tanto en tanto en forma de pesadilla.

Aunque nunca volvería a ser lo mismo el pueblo iba retomando a lo cotidiano, se veían muchos militares, voluntarios de distintas partes del mundo, vecinos que tímidamente se acercaban a ayudarse, los niños retomaba sus clases, los adultos sus trabajos, los pescadores volvían a ese mar que tanto se había llevado.

Me sorprendía que la gente tuviera tanta fuerza, cada persona que hablaba por más dolor que tuviera dentro me transmitía esperanza.

Entre charla y charla el tiempo se fue volando, los días en constitución fueron un abrir y cerrar de ojos. Terminamos la casita, la inauguramos con los vecinos y con todos los que andaban en la vuelta. dentro de la casa, una vez terminado el festejo me acerque a ellos, sabía que muy probablemente no los volvería a ver, quería entender de donde habían sacado tanta fuerza, como habían hecho para salir adelante, pero no pude, la emoción solo me dejo abrazarlos y despedirme.

Luego de ese abrazo, volviendo a la escuela donde nos estábamos quedando, me sentía distinto, algo en mi había cambiado, aunque aun no sabía qué.

Aprontamos los bolsos, nos despedimos y ya estábamos de vuelta en el bus, todo el cansancio de la construcción pareció caerme junto en ese momento.

Arrancamos la vuelta, mirando por la ventana, pensando en todo lo que había vivido pasamos por un lugar que reconocí inmediatamente, era el lugar donde había despertado cuando veníamos.

Comprendí lo que había cambiado en mi, ya no sentía tristeza al ver ese paisaje, pude contemplarlo plenamente, sin tener que esconderme en la indiferencia, eso me llevo a detenerme viendo algo que antes había pasado por alto, la bandera de Chile.

De alguna forma me lo explicaba todo. Un vecino nos había contado que luego del terremoto la gente poco a poco empezó a sacar sus banderas, se veían por todas partes, desde la casa más lujosa hasta en la más triste montaña de escombros.

El terremoto dejo de ser la estadísticas de fallecidos y los saqueos a supermercados que me había mostrado la tele.

Paso a ser la historia de la parejita de ancianos que como no podían salir corriendo hacia el cerro cuando venia el Tsunami se ayudaron a subir juntos a un árbol, se abrazaron toda la noche para no caer y así se salvaron.

Paso a ser la historia de las personas que juntas se levantan de algo tan difícil, con una esperanza y una fuerza que contagia.

Cruzando los límites imaginarios que separan a los países volvía a casa. A diferencia de constitución en mi pueblo la naturaleza lo único que hace es mimarnos mientras nosotros inventamos las catástrofes. Escondiéndonos en la indiferencia creamos la pobreza, escondiéndonos en el miedo creamos la violencia y de tanto escondernos poco a poco nos vamos acostumbrando a vivir así.

En Montevideo, como en muchos otros pueblos, la tierra no se va a mover para que despertemos, nosotros tenemos que despertar y mover la tierra para empezar a creer y luchar juntos"

Facundo Romero - Integrante área Formación UTPMP-Uy

miércoles, 2 de junio de 2010

Siguiendo con la dinámica que propusimos para este 2010, vamos a poner un texto de Andrés Cano Sierra que es el gerente de UTPMP-Guatemala... Sin mas cosas que decir les dejo el texto....

La felicidad, el compromiso y las expectativas.

Nací hace 25 años, en la ciudad de Guatemala. Acomodado, soy una persona sumamente afortunada que ha tenido oportunidad de acceso a una excelente educación media y universitaria. He tenido la oportunidad de experimentar distintas formas de vida, incluso he viajado alrededor del mundo en todos los sentidos cardinales. Hasta hace algunos meses consideraba tener resuelta mi vida. Era sencillo, terminada mi carrera universitaria, dedicaría los siguientes 5 años de mi vida a perfeccionarme en el arte de pedalear el sistema judicial guatemalteco, desde llevarle donas a las oficiales de los juzgados hasta la interposición de recursos anti éticos, para salirme con la mía. Luego, era sencillo, capitalizarme, consumir, casarme, consumir, tener hijos, consumir, verlos crecer, enseñarles a consumir, darles para consumir, prepararles para que produzcan su propio capital para consumo, verlos partir y morir.

Ya todos conocen la historia, el techo apareció y ya todos conocen lo que pasó... no es que NO sea importante es que no quiero redundar de nuevo en temas en los que constantemente reflexionamos. Hoy quiero hacerlos reflexionar viajando en el tiempo, para que juntos cuestionemos la incertidumbre y el miedo que nos produce dedicar nuestra vida a servir a los demás.

Hace varias décadas, inmiscuidos en un conflicto armado interno de terror, Nuestros Padres, sin las condiciones de libertad de expresión y de acción con las que contamos ahora, se encontraron frente a la siguiente disyuntiva: Hacer patria y luchar por la igualdad de derechos y oportunidades para los habitantes de una Guatemala en decadencia ó todo lo contrario, vivir una vida enfocada en el trabajo individual y en la acumulación de riqueza material con el objetivo de alcanzar una cierta seguridad personal y familiar que les aislara de la situación de inseguridad social. Lamentablemente, la situación de violencia, terror y la creciente corriente del consumismo occidental pudo más que su amor por la patria y se enfrascaron en una vida enfocada en la acumulación de riquezas como reflejo del éxito.

Hoy años después, vemos en nuestra sociedad corrupta y de total anarquía, el reflejo de esa decisión que nuestros padres tomaron. Esa Decisión trajo como consecuencia la falta de participación y desinterés de toda una generación de personas que vendieron a los malintencionados y oportunistas lo más importante que tiene una nación ¨DEMOCRÁTICA¨: la representatividad y la potestad de ejercer una verdadera auditoría social. Así mismo, esta decisión trajo consigo, una generación de personas que ven llegar el ocaso de su vida con infelicidad, enfrascados en la constante queja sin acción, aferrados a sus hijos a quienes han buscado dar todo materialmente, porque sin ellos la vida ya no tiene sentido. Y es que no ha sido sino hasta el final del camino que han entendido que lo material no trasciende la vida, y que por ello han vivido un vida sin sentido.

Años después, los jóvenes de este país ya no nos encontramos frente a esta disyuntiva. Ya no podemos elegir. La decisión de nuestros padres nos ha obligado a vivir en una sociedad, que pretende engañar sus ojos, escondiendo en el consumo y en el éxito material, el dolor y la realidad de millones de hermanos guatemaltecos que han sido marginados de cualquier tipo de oportunidades. Nosotros los jóvenes de este país, ya no cuestionamos, ya no sacamos el pecho, ya no levantamos la cara. Nosotros los jóvenes de este país, ya no soñamos más allá de un lujoso auto, una bonita casa, una bonita espos@, unas buenas vacaciones y una cuenta de ahorros sin límites; y todo esto a pesar de que afuera de nuestro mundo de fantasía, nuestro sistema colapsa, la gente se muere de hambre y de frío, la violencia y la impunidad imperan y nuestro territorio es tomado y acaparado por personas inescrupulosas, incluso extranjeras.

SIn embargo, nuestro trabajo con las familias y la oportunidad de ver lo que nos esconden, nos ha abierto los ojos. Hemos vuelto a sentir el llamado de la patria. Lo desconocido nos ha despertado, nos ha hecho llorar, nos ha hecho sentir, nos ha devuelto la capacidad de revaluar el papel que debemos tomar.

No obstante la sociedad, en ocasiones nuestros mismos seres queridos, nos cuestionan, nos reprimen. nos tratan de locos. Para ellos es impensable la idea de una vida en función de los demás, porque ellos quieren que tomemos el mismo camino que ellos decidieron tomar. ¿PORQUE?¿Es que acaso no se han dado cuenta de lo equivocados que han estado?

Esta intuición que nos guía empezó transformándose en felicidad, pasó a convertirse en convicción y finalmente se esta transformando en sabiduría. Sabiduría que borrará de nuestras mentes cualquier límite, cualquier duda, cualquier miedo y nos hará tan fuertes e incansables, que un día veremos atrás y nuestro propios ojos se negarán a creer lo que hemos logrado.

Andrés Cano Sierra - Gerente UTPMP - Guatemala

miércoles, 26 de mayo de 2010

El destino cambia... el 2010 también!...

Con el objetivo de seguir con la dinámica que se venía planteando en el 2009, “Calles de la Desigualdad” hace su reapertura en su versión 2.1 del 2010, es por eso que queremos invitarlos al igual que el año pasado a que sigan participando, opinando, discutiendo, proponiendo, e innovando ideas renovadoras y enriquecedoras para los jóvenes y la sociedad Uruguaya. Necesitamos que las opiniones y discusiones sean críticas con la sociedad, con nuestro hacer diario y con las ideas que se vienen planteando, necesitamos que cuestionemos nuestros ideales para fortalecerlos, cuestionemos nuestro actuar frente a la sociedad, y sobretodo necesitamos que actúen en todo eso que nos planteamos.

Es por eso que re-abrimos este espacio de opinión y debate, para que todos nos animemos a participar, y lo hagamos con libertad, con respeto y con altura.

ADELANTE!

Francisco Cobas - Área Formación y Voluntariado UTPMP-Uy.



“Tu destino Cambia

El destino está escrito, no se puede cambiar y por más que derramamos nuestro sudor en intentar desviarnos, caeremos en ese laberinto que nos lleva a un mismo lugar. No se si esto es cierto, o está en mi cambiarlo.

Desde siempre nuestra sociedad sufrió y sufre adversidades, pero estuvo en las manos de aquellos que creyeron posible el cambio poder revertirlas.

Acaso; ¿los negros no eran esclavos en nuestras tierras?, ¿las mujeres, no carecían de derechos que les permitiera expresar su opinión? Estas desgracias, como tantas otras fueron cambiadas, pero todavía nos queda una larga lista de cosas por la cuales luchar.

Por momentos tenemos que creernos Mahatma Gandhi, Martin Luther King, o la Madre Teresa de Calcuta, e intentar cambiar aunque sea un poco nuestra realidad.

¿Es casualidad que esa familia viva en situación de pobreza?, ¿O es a causa de algo? Sin duda que el niño de esa familia no tuvo la oportunidad de elegir la vida que lleva u optar por otra. Al nacer en esta condición su futuro toma un rumbo que será difícil de modificar. Es probable que este niño no haga estudios universitarios, no porque no quiera, sino porque nunca pasará por su mente esta posibilidad, no será algo ni siquiera a tener en cuenta.

Su entorno marca su destino, y el propio destino de este niño, no permitirá tener opción sobre la elección de su futuro.

La cuestión no es lograr que seamos todos iguales, porque eso sería absurdo. Lo importante es tratar que todos tengamos las mismas oportunidades, para a partir de ahí poder optar lo que queremos, y en ese momento sí, diferenciarnos únicamente por nuestra elección.

Sebastían Saavedra, Francisco Cobas y Mauro Mazzini

Voluntarios Área Formación y Voluntariado


martes, 15 de diciembre de 2009

Una perspectiva de sociedad

En el día de ayer estuvo por la oficina de Un Techo para mi País - Uruguay, el Dr. Prof. Pablo da Silveira ofreciendo una tertulia abierta sobre temas centrales que hacen a la pobreza y al ser humano, a su forma de comportarse en sociedad, aportando a un diálogo sobre la teoría de la cooperación y el conflicto, sobre la importancia de una educación que se adapte a las necesidades de la gente y sobre la necesidad de producción para el progreso. En definitiva dejó un montón de preguntas sobre la esencia de la participación ciudadana. Sin embargo, si tuviéramos que destacar algo, me atrevo a decir que son los planteos concretos con una base teórica de fondo los que debemos tomar para poder construir una sociedad más integrada y menos excluida.

Entre tantos temas me veo en la obligación de destacar dos (por cuestión de extensión no serán más, aunque sí serán motivo de próximas publicaciones).

1) La problematización de la pobreza y de la riqueza
2) La gratuidad de la educación universitaria. (dentro de las distintas puntas de la educación que fueron debatidas).

Aquí van dos citas respecto a ambos temas para reflexionar juntos.

Sobre el 1er Tema de Mauricio Langon
Desde el espanto que me produce que se luche contra la pobreza pero no contra la riqueza que necesita y genera pobreza, propongo ejercer capacidades de preguntabilidad, para exigir responsabilidades y enjuiciar éticamente al sistema económico y a las decisiones de los ricos y poderosos.
Entonces, al problematizar la pobreza y no problematizar la riqueza, asumimos como problema humano básico, el problema de los ricos; y no lo asumimos como un problema ético sino como cuestión técnica, con lo cual separamos lo humano de lo ético. Esta perspectiva es lo que hay que cambiar. El problema de los pobres y de la humanidad son los ricos y la dilución de las dimensiones éticas y humanas de sus decisiones. Por eso es el problema de la humanidad.
ver más en: http://fr.pekea-fr.org/?p=8&s=3-2-Langon.html


Sobre el 2do Tema de Pablo da Silveira
El problema de la gratuidad de los estudios universitarios fue diagnosticado hace tiempo por un intelectual de fama mundial: dado que los ricos llegan a la universidad con más frecuencia que los pobres, una universidad gratuita "sólo significa que el costo de la educación de las clases altas es financiado con la recaudación de los impuestos que pagan todos". Quien hizo esta afirmación no fue Milton Friedman sino Karl Marx en un texto de 1875 llamado "Crítica del Programa de Gotha". Y es difícil refutarlo en este punto.
ver más en: http://www.elpais.com.uy/08/11/15/predit_381736.asp

Mauricio González
Formación y Voluntariado

lunes, 7 de diciembre de 2009

Que el Techo sea nuestro Piso

Antes de irse del Techo, luego de muchos años de trabajo y compromiso junto a voluntarios y familias de asentamientos, el voluntario pidió la palabra y dijo:

-Nosotros, los del Techo, tenemos una “fácil victoria moral”: cada fin de semana que se construyen casas o que se desarrollan planes de habilitación social, o que se da una charla en una universidad… en cada una de estas instancias hay una “victoria moral”.

Y luego explicó:

-En esa “fácil victoria moral”, uno tiende a conformarse, porque nos sentimos héroes y responsables absolutos de que esa familia que antes no tenía casa ahora sí la tiene.

Las palabras de este voluntario que en ese momento dejaba la institución fueron muy sinceras y profundas, y cuestionaron el ombliguismo que a menudo nos ataca en el Techo. Esa “sencilla victoria moral” se refería a que es fácil creer que “ya estamos cumpliendo con nuestra tarea”, y que por lo tanto “no se nos puede pedir nada más”. Sin embargo, el voluntario que dejaba la institución hacía énfasis en lo siguiente: esta carrera de mejorar nuestros países recién comienza en el Techo, y debe prolongarse en nuestro proyecto de vida, de lo contrario, el trabajo que hacemos durante los pocos años que estamos en Un Techo para mi País no es más que “autocomplacencia”.

Luego del Techo hay que meterse fuerte en el sector privado, en los medios de comunicación, en las universidades, y fundamentalmente en la política. Desde ahí, desde los círculos donde el poder afecta a más personas, es fundamental que quienes han conocido la realidad de los más pobres asuman este rol y sean actores de cambio.

¿Fue suficiente nuestro trabajo?, ¿qué viene después del Techo?, ¿cómo seguir mejorando nuestro país y nuestro continente? ¿Cómo será el Techo en diez años? ¿Cómo serán nuestros países en diez años? Eso dependerá del compromiso y ruido que metamos, dentro y fuera de la institución.

Que el Techo no sea nuestro techo, sino nuestro Piso para soñar más alto.

Ignacio González

Desarrollo, Un Techo para mi País

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Carta a un amigo infiel

Extraído del blog "Espacio de Debate" del CIS de Un Techo para Chile
Agosto 2009

Querido Amigo:
Pocas son las instancias que tenemos para detenernos. ¿Cuántas veces somos capaces de dar un paso atrás, para mirar todo lo que hacemos? Universidad, familia, amigos, pololas, carretes, trabajo, pruebas y cuántas otras cosas ocupan nuestra cabeza y tiempo. Muchas son las ocasiones en que sobrepasados por todo esto, atrapados en la máquina de la rutina y lo cotidiano, comenzamos a vernos sólo a nosotros mismos: a agachar la cabeza y mirar sólo el propio ombligo. Pero cuán pocos son los momentos en que nos detenemos, respiramos profundo, ponemos todo esto en perspectiva y le damos sentido a lo que hacemos.

Y es que te veo ahí, como tantos jóvenes: el más rápido en desenvainar el chuzo, la pala y los guantes, y partir a cualquier rincón de Chile a la construcción de un hogar de emergencia; el primero en levantarse para ir a ofrecer desayunos en la madrugada a aquellos que mueren de hambre a la sombra imperceptible de quienes sufren de indigestión; el más indignado con el llanto agradecido de quien inaugura una mediagua; el que recorre los campamentos y se atreve a soñar con algo distinto.

Pero, basta que salgas de la cómoda compañía de quienes comparten tus ideas, para que toda la fuerza, la pasión y las convicciones desaparezcan. Entonces, el grito de denuncia se transforma en un imperceptible murmullo, y tú que en otro espacio creías poder cambiar el mundo, te instalas tranquilo en el espacio aún tibio del sillón. Y el que habla de compromiso, ni siquiera se inscribe a votar; el que habla de sacrificio no es capaz de sentarse más de media hora a estudiar; el que habla de pensar el país, se pierde entre la humanidad semi-desnuda de una modelo en la televisión y la anestesia de la quinta piscola de la noche; y la voz crítica se hace complaciente; y los sueños, sueños son.

Es impresionante tu transformación. Si no te conociera, diría que sufres un evidente caso de esquizofrenia: un desdoblamiento absoluto dependiendo del momento y espacio en que te encuentras. Una suerte de botón de encendido automático, para prender las convicciones cuando sea conveniente. A veces, no puedo evitar preguntarme cuál de los dos tú es el real…

Pero te conozco, y sé que gozas de perfecta salud mental. Y eso es lo más doloroso, porque el problema entonces ya no es tratable con terapia ni remedios, es mucho más complejo: eres más que un infiel activista. ¡Pero si yo soy el primero en todas las construcciones! ¡Me reviento trabajando por esto, incluso a costa de la universidad! ¡Ni siquiera he cambiado un ápice de mi discurso en años! Seguro que todos esos argumentos gritan en tu cabeza para responderme, probablemente acompañado de los más variados calificativos. Grita, patalea, enójate. Pero eso no cambia nada. Mira, te hago una pregunta: ¿En diez o quince años más, cuál va a ser la diferencia entre tú y otro que nunca conoció todo lo que tú has vivido? Pocas, ¿cierto?

Y es que en medio de la velocidad te olvidaste de lo más importante: detenerte, cuestionar, preguntar. Te olvidaste de mirar los cimientos de tus acciones, y ahora ya se encuentran carcomidos por las termitas de la inmediatez y lo desechable. Como esos matrimonios que terminan acotando que no han sido infieles, sino que “los mató la rutina”. No has sido capaz de entender la rutina no mata cuando está llena de sentido, sino que cuando se convierte en la repetición automática de ritos y acciones que ni siquiera comprendes. Y es que ser fiel no tiene nada que ver con mantenerte inamovible en una posición, sino tener unos fundamentos tan bien establecidos, que te permitan, como en una casa, ampliarte, modificarte, siempre en la dirección establecida en la raíz. Tiene que ver con proyectar, es decir, con llenar, en la medida correspondiente, de eternidad y trascendencia lo temporal.

Así, mi amigo, que esta carta sea un signo pare en tu camino. Que te permita detenerte y mirar tu vida con calma y en plena libertad. Que te permitan cuestionar tus raíces, y que te invite a deshacerte de ese rincón tranquilo del mundo, en el cuál te has estado escondiendo. Pregúntate qué cosas de tu vida vale la pena llenar de eternidad, y cuáles son contingencias (más o menos importantes). Pregúntate finalmente cuál es tu Proyecto, con mayúscula, sin miedo a cambiar, modificar o retroceder lo recorrido: a ese tienes que serle fiel. El resto, como dicen, vendrá por añadidura.
Diego Navarrete
Un Techo para Chile

lunes, 23 de noviembre de 2009

Acortando distancias

"El riesgo es inevitable y tal vez inminente; pero hasta ahora y hasta siempre, los riesgos serán mi afán, las utopías mi primer paso, y nunca voy a rendirme ante las injusticias."


De niño tenía la complicada costumbre de pensar porque pensaba lo que pensaba, eso me llevó a comprender que pienso lo que dicta mi conciencia.

En la adolescencia me perturbó una gran disconformidad por el mundo, una especie de “misantropía”, al no entender algunos pensamientos ajenos, al no comprender que barbaridades fueran asimiladas como algo cotidiano, fue así como ésta etapa me enseñó a hablar todo lo que pienso, a gritarlo a los cuatro vientos si fuera necesario.

Hoy; un poco más maduro, intentando dejar una rebeldía sin causas, intuyo que el mundo no necesita habladores, simples quejosos, afirmo que la culpa no empieza en el otro, ni en los políticos, ni en los desempleados, ni en los empresarios, la culpa comienza en mi, entonces decidí agregar una acción más, hacer todo lo que hablo.

Quiero dejar de ver una triste realidad de mi país, pero no puedo sólo necesito cómplices, compañeros…

Por eso decidí buscar un lugar donde poder compartir mis pensamientos y que no quedara en palabras sino en hechos, sonrisas y enormes objetivos a cumplir. Esa es la razón que me llevó a ser parte de Un techo para mi país, donde fui sorprendido por voluntad, utopías y muchas ganas de consumar metas. Esa es la sencilla razón que nos lleva a ser motor de rotondas, simplemente para unir calles de la desigualdad.

Guzmán Chaves
Logística y
Administración y Finanzas